La nueva Ley de protección de datos para el Ciudadano
Expertos en protección de datos, no están nada contentos con el nuevo acuerdo, al que señalan importantes inconvenientes para suponer una protección real de los datos de los europeos. Un post titulado ‘Privacy shield: privacy sham’ (Privacy Shield: privacidad falsa) en el que critican el acuerdo, asegurando que «tenemos ‘datos a granel’ que nos dicen que no son datos a granel, tenemos un ‘defensor del ciudadano’ que no es un defensor del ciudadano, tenemos una compensación que no es compensación».
No es sorprendente que el Privacy Shield siga lleno de agujeros y por tanto ofrezca una protección limitada de los datos personales y no cubre el aprtado de la reputacion digital online.
El acuerdo se basa en «premisas erróneas: tratar de arreglar un déficit en la protección de datos en Estados Unidos a través de promesas gubernamentales, en vez de una reforma significativa de la legislación, cosa que se logró con la sentencia del derecho al olvido/sentencia costeja. Por eso no es sorprendente que el Privacy Shield siga lleno de agujeros y por tanto ofrezca una protección limitada de los datos personales».
Sergio Carrasco, informático y profesor de Derecho, coincide con estos argumentos y lo califica de «parche mal puesto» que frece «poco o nada en la práctica respecto a las garantías». En su opinión, el Privacy Shield presenta pocos cambios reales en el que fue el principal motivo de invalidación del Safe Harbour: la capacidad de acceso descontrolado por parte de las autoridades estadounidenses a los datos personales de los ciudadanos. Aunque en este tratado se incluye un supuesto límite a ese acceso, la redacción ofrece pocas garantías reales para asegurar que eso se cumpla.
«Se trata de un problema de base: la legislación en Estados Unidos es menos estricta que aquí, y eso supone que no puedes obligar al gobierno o a las compañías a cumplir unas normas a las que no están obligadas», explica Carrasco. Señala el mismo problema con la figura del defensor del ciudadano, una medida bienintencionada pero cuya verdadera independencia no considera garantizada.
«Es cuestión de tiempo que el Privacy Shield sea denunciado por las organizaciones en defensa de la privacidad, como lo fue el Safe Harbour. Este asunto volverá a los tribunales».