En España tenemos un refrán ojos que no ven, corazón que no siente.
Una forma de ser Feliz, es controlar a las redes sociales, y que ellas no nos controlen a nosotros.
En las redes sociales, solo vemos personas llenas de felicidad y dicha, en las cuales posan en sus fotografías, en los mejores restaurantes, bares, playas, tiendas, junto a coches despampanantes, yates, y todo lujo de detalles.
En realidad, en el 90% de los casos, su vida no es como la muestran en sus redes sociales, la vida, como la de todos los seres humanos están llenas de luces y sombras, antaño nuestros abuelos para ir a misa, se vestían con sus mejores galas para que toda la comunidad los observarán, y durante toda la semana vestían con la única ropa de la que disponían, por lo tanto nada nuevo bajo el sol.
En las redes esto se expande, hay que quedar bien con miles de personas invisibles, desconocidos, el círculo de amigos y familiares reales no sobrepasa los 20 o 30, el resto es ficción y para todos ellos están viviendo. Las familias de “gente bien” son pequeños infiernos, sus vidas perfectas como en las redes sociales están condenadas a las apariencias, a competir, cuántos I like it logran, compararse con lo que los otros tienen, si los amigos han cambiado de casa, coche… la presión los lleva a endeudarse o padecer la frustración de ser menos ricos, menos exitosos.
Vale la pena seguir compitiendo, para ver quien es más memo en las redes sociales?, o vale la pena vivir la vida de verdad, “Las redes sociales no son la vida real”, no te cansa aparentar para los seguidores un estilo de vida inexistente?.
El fenómeno de las redes sociales está contribuyendo a crear una creciente patología en poblaciones vulnerables, especialmente entre los más jóvenes, las redes generan presión y ansiedad en muchas personas, derivadas del sentimiento de necesidad de estar permanentemente disponibles para atender mensajes o responder a las publicaciones de los demás.
Si vives tu vida verdera, tal vez no seas más feliz, pero tus recuerdos serán reales, de vivencias que al fin y a la postre, te llenarán de experiencias para afrontar una vida en el mundo en que vivimos, a veces agradable, a veces hostil, pero todas esas experiencia, son las que ayudan a poder enfrentarnos con criterio y fortaleza a los sucesos que nos acontezcan en el devenir de nuestras vidas.
Es crucial tener claro que las redes –y Internet en general– están llenas de desinformación, verdades a medias y mentiras puras y simples. Nos pintan un mundo que frecuentemente es irreal y que de ninguna manera debería servirnos de parámetro para comparar nuestras vivencias con las de los demás.
La comunicación digital nunca puede tener la riqueza de la comunicación personal, pues está intrínsecamente desprovista de los contextos, lenguajes corporales y entonaciones que dotan de contenido una conversación en el mundo real.
La recomendación de desconectar de las redes sociales existe casi desde que nacieron los teléfonos inteligentes. La facilidad y la inmediatez para acceder a ellas en cualquier momento y desde cualquier lugar permite que los usuarios están permanentemente conectados y ha derivado en varias tecnoadicciones: desde el miedo a ver cómo a través de las redes sociales tus amigos se lo pasan bien sin ti, hasta la nomofobia. Ahora, un nuevo estudio de The Happiness Research Institute concluye que en solo una semana, las personas que dejan de utilizar Facebook se sienten más felices y menos preocupadas.
Los encargados del estudio dividieron en dos grupos a los 1.095 usuarios que participaron: a los miembros de uno les pidieron que no se conectasen a Facebook durante siete días; el resto —el grupo de control— continuó utilizándolo como hacía habitualmente. Durante ese tiempo se midieron estados de ánimo como la felicidad, la tristeza, la preocupación, el enfado, el entusiasmo y el sentimiento de soledad y depresión.
En el último día del experimento, los investigadores les preguntaron cómo se sentían y los cambios resultaron evidentes: los que habían dejado de utilizar la red social admitieron sentirse más felices y menos tristes y solos. Además de los sentimientos positivos, notaron un incremento en su actividad social cara a cara y menos dificultad para concentrarse. También tuvieron la sensación de que a lo largo de esos siete días habían desperdiciado menos su tiempo.
Estas conclusiones coinciden con las declaraciones de muchos expertos que recuerdan que los usuarios de las redes sociales solo muestran en sus perfiles la parte de su vida que les interesa que los demás vean: las buenas noticias —el 61% de las personas publican solo las cosas buenas que les pasan—, las fotografías retocadas, el encuadre pensadísimo que parece casual… Proyectan una vida irreal que hace que la mitad de los usuarios envidien las experiencias que otros comparten en sus perfiles y que un tercio envidie lo felices que parecen sus contactos de Facebook. Los expertos de The Happiness Research Institute aseguran que las redes sociales «son como un canal en el que solo salen buenas noticias, un flujo constante de vidas editadas que distorsionan nuestra imagen de la realidad”. Así, el bienestar de los usuarios está condicionado por lo que piensan los demás y el número de likes que consiguen al final del día.
Una de las dificultades con las que se encontraron los investigadores a la hora de desarrollar el estudio fue la falta de control sobre si los participantes conseguirían resistir la tentación de entrar en Facebook. El 94% de los usuarios visita su perfil de manera automática, como parte de su rutina diaria, por eso les recomendaron desinstalar la aplicación de sus teléfonos móviles. A pesar de los consejos y de haberse presentado de manera voluntaria al experimento, al concluir, el 13% de los participantes no consiguió pasar ese tiempo sin entrar en su perfil y comprobar sus notificaciones.
Esta no es la primera investigación que dibuja la idea de que muchos usuarios serían más felices si utilizasen menos las redes sociales. El estudio El uso de Facebook predice una disminución en el bienestar del usuario de 2013 de la Universidad de Michigan señala que los niveles de satisfacción con la vida de los participantes se redujeron a la largo de la investigación con el uso constante de Facebook. Otra investigación realizada por las universidades alemanas Humboldt y la Técnica de Darmstadt, también de 2013, concluyó que una de cada tres personas se siente mal y más insatisfecha después de visitar Facebook. El estudio, La envidia en Facebook: una amenaza escondida para la satisfacción del usuario, descubrió que esto sucede porque sienten envidia, que deriva en frustración, amargura y soledad.