LAS BROMAS DE MAL GUSTO EN INTERNET, TIENEN UN PRECIO

Tiene 18 años y nada que ver con el yihadismo. Vive con su familia en San Mateo de Gállego, un pequeño pueblo próximo a Zaragoza capital. En mayo se le ocurrió la inoportuna y desagradable broma de lanzar amenazas por la web, haciéndose pasar por terrorista islamista. Ahora está imputado, en libertad provisional y pendiente de juicio en la Audiencia Nacional. Mientras, las autoridades estadounidenses echan cuentas de lo que les costó el dispositivo policial que se puso en marcha para investigar y hacer frente a aquella amenaza. La «factura» le llegará a ese joven y se incluirá en el proceso judicial.

Repsonde a las iniciales L.E.P.B. y su pesada broma movilizó a los servicios antiterroristas estadounidenses, a los que no les resultó muy complicado rastrear el origen de esos falsos mensajes yihadistas que ese joven difundió por internet desde San Mateo de Gállego. Los investigadores de EE.UU. accedieron a la IP del ordenador desde el que partían esas proclamas y lo situaron en el mapa. Se lo comunicaron de inmediato a las fuerzas de seguridad españolas, que completaron la investigación sobre el terreno.

Como prevención, la Policía estadounidense desplegó un intenso dispositivo de seguridad en las playas de Miami. Restringieron el acceso a las mismas y las sometieron a vigilancia preventiva especial.

Pronto llegó la confirmación desde España de que el joven no era un yihadista y de que la amenaza era falsa, una desagradable broma. El joven fue detenido el pasado martes, el caso -por estar vinculado a amenazas terroristas- ha pasado a la Audiencia Nacional y él ha quedado en libertad con cargos.

Fuentes policiales han confirmado que las autoridades estadounidenses ya les han comunicado que están calculando el coste de todo el dispositivo de seguridad que les obligó a desplegar este joven de San Mateo de Gállego, porque se lo piensan pasar al cobro aprovechando la causa penal abierta contra él. La cifra que le reclamarán no se conoce todavía, pero las mismas fuentes afirman que será cuantiosa, a tenor de los recursos policiales y dispositivos preventivos que se desplegaron.

En los mensajes que difundió por internet no ahorró detalles para la puesta en escena: se fotografió con su rostro cubierto con un pañuelo mientras exhibía un papel con signos árabes y acompañado de una réplica de fusil Kalashnikov que las fuerzas de seguridad hallaron cuando registraron su domicilio, días atrás.

Las proclamas anunciaban un ataque yihadista contra las playas de Miami y animaba a las acciones violentas. Nada era real. Quería llamar la atención y eligió una broma de mal gusto que es un delito y con repercusiones internacionales. Los servicios antiterroristas estadounidenses, nada más detectar esos mensajes en internet, activó el protocolo de rastreo para dar con el autor y confirmar o descartar la amenaza. Al final se descartó, pero el joven tendrá que responder ahora por la preocupante alerta que provocó, y pagar el gasto público que ocasionó en Estados Unidos.